>> lunes, 31 de agosto de 2009
* * *
Era una grandesa entre los ojos,
un reloj sin batería, un par de agujas
sin la mera necesidad de andar.
Una suspensión de gota bajo
sus pies descalzos, un minuto
que duraba la eternidad entera
y donde esa eternidad era también
un segundo colapsado de éxtasis
o una hoja perdida en un túnel de ciudad.
Un desliz de la mirada y una
mancha blanca que se hacía puente
en medio de la espalda.
Una mancha de afán rosado,
casi hasta los labios.Sobre el mármol,
o bajo la glorieta de amapolas. * * *
Todos los derechos reservados
(si te molesta no entres)
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