>> miércoles, 16 de septiembre de 2009
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Como esa ocasión en que la llevé a un museo público,
que además era de muy buen contenido en materia
de obras. Algo muy extraño ya que casi desde los
comienzos de la historia, lo mejor es para algunos
pocos privilegiados. Pero eso no importa ahora.
Horas, horas nos pasamos frente a ese cuadro de
Pollock, e increiblemente nuestro cuerpo no nos
pedía clemencia por cansancio. Es de no entender
cómo un montón de pinceladas pueden afectar de
tal manera a la mente y espíritu humano, y llegar
tan lejos adentro de uno mismo. Como si un meteorito
se abriera paso en el mar, hasta llegar al fondo del asunto,
donde todo parecía estar calmado, pero a la vez,
no dejaba de sacudirse como en un típico
movimiento de placas continentales.
que además era de muy buen contenido en materia
de obras. Algo muy extraño ya que casi desde los
comienzos de la historia, lo mejor es para algunos
pocos privilegiados. Pero eso no importa ahora.
Horas, horas nos pasamos frente a ese cuadro de
Pollock, e increiblemente nuestro cuerpo no nos
pedía clemencia por cansancio. Es de no entender
cómo un montón de pinceladas pueden afectar de
tal manera a la mente y espíritu humano, y llegar
tan lejos adentro de uno mismo. Como si un meteorito
se abriera paso en el mar, hasta llegar al fondo del asunto,
donde todo parecía estar calmado, pero a la vez,
no dejaba de sacudirse como en un típico
movimiento de placas continentales.
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