>> lunes, 28 de septiembre de 2009
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Es la idea pura de volver atrás, volver a regocijarse en esa
cama vieja y aplastar los sueños en esa almohada de pluma
de ganzo. La cuál te dobla la edad y todavía reserva las
manchas de saliva de tu padre o tu tío, en aquella época
en que todavía se babeaban de sus sueños infantiles.
cama vieja y aplastar los sueños en esa almohada de pluma
de ganzo. La cuál te dobla la edad y todavía reserva las
manchas de saliva de tu padre o tu tío, en aquella época
en que todavía se babeaban de sus sueños infantiles.
Regresar a los patios en los cuales la sombra risueña que
los cubre pertenece a una enredadera vieja también, tanto
como el limonero del que sacás jugosos y exuberantes
limones brillantes de amarillo, antes del almuezo, para
exprimirlos con la mano por sobre un trozo de carne frito.
Porque es más sano, y así la comida no cae pesada.
los cubre pertenece a una enredadera vieja también, tanto
como el limonero del que sacás jugosos y exuberantes
limones brillantes de amarillo, antes del almuezo, para
exprimirlos con la mano por sobre un trozo de carne frito.
Porque es más sano, y así la comida no cae pesada.
Pobre estómago de nutricionista, qué será de él, sin las
milanesas de la abuela, o el tuco de la tía, o las vainillas
de la bisabuela. Qué será de las casas sin una enredadera.
Esas que poseen paredes. Y no al revés.
milanesas de la abuela, o el tuco de la tía, o las vainillas
de la bisabuela. Qué será de las casas sin una enredadera.
Esas que poseen paredes. Y no al revés.
Esa savia blanca que adorna el interior de los
árboles del fondo.
árboles del fondo.
Qué será de los bancos en las veredas de las casas hechas
a mano, sin esa glisina que adorna la sed del frente de esa
misma casa. El jazmín que huele a sexo virgen de mujer,
y la rayuela que dibujaste ayer para saltar de la tierra al
cielo y del cielo a la tierra.
a mano, sin esa glisina que adorna la sed del frente de esa
misma casa. El jazmín que huele a sexo virgen de mujer,
y la rayuela que dibujaste ayer para saltar de la tierra al
cielo y del cielo a la tierra.
Ese juego que te lleva y -si tenés suerte- te trae de
regreso, hacia la tierra. Hacia el calcio impoluto de tus
dientes de leche.
regreso, hacia la tierra. Hacia el calcio impoluto de tus
dientes de leche.
* * *
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